Uno destina mucha energía en crearse un modelo de sí mismo; sin embargo, a veces son tantas la piezas del rompecabezas, que resulta difícil que encajen adecuadamente; y es entonces cuando uno, ante tal confusión, abandona la construcción del modelo. Cuando esto sucede, nos quitamos las máscaras y nos damos cuenta que TODO está en el lugar que le corresponde, que somos únicos, valiosos y capaces.
